La Leyenda del Lago de Carucedo y el niño que se crió en el Monasterio.

... temblaron la tierra y el cielo...

En la comarca leonesa del Bierzo se encuentra el Lago de Carucedo. Está íntimamente ligado a la historia de Las Médulas, de cuando éstas formaban parte del Imperio Romano y se explotaban como mina de oro.  Es de gran tamaño, tiene cinco kilómetros de perímetro y nueve metros de profundidad. Quizá este hecho fomentó la aparición de numerosas fantasías e historias. Esta vez queremos contarte una de las leyendas sobre la aparición del lago, ¿te apetece?

Cuenta la leyenda que hace muchos años en este lugar se encontraba uno de los tantos monasterios que habían construido los cristianos cuando los musulmanes dejaron estas tierras. Una comunidad de monjes lo habitaba, cuidando sus tierras, orando y trabajando. Una mañana apareció en la puerta un niño huérfano, al que los monjes acogieron con cariño y criaron como uno de ellos.

Pasaron los años y ese niño se hizo joven. Y salía del monasterio a hacer tareas y recados hasta el pueblo más cercano, donde vivía una joven de la que el muchacho se había enamorado. Esa muchacha correspondía completamente a los sentimientos del muchacho, ¿qué podría salir mal?

Se amaban, ¿qué podría salir mal?

Se amaban, ¿qué podría salir mal?

Cuenta una de las leyendas que el señor de Cornatel se había encaprichado de la muchacha, tal eran su belleza y sus encantos, pero ella le rechazaba una y otra vez. Hasta que una mañana la noticia de que el señor había aparecido muerto cayó como un jarro de agua fría en el pueblo y corrió la voz hasta el monasterio. Enseguida los rumores apuntaron al muchacho, sospechoso del asesinato, posiblemente celoso de que su amada pudiera abandonarle por los amores de un hombre adinerado. Y el joven no vio más salida que huir, huir muy lejos, donde nadie pudiera encontrarle.

Y huyó. Huyó durante mucho tiempo, echando de menos a su amada.

Al cabo de unos años decidió volver, con el alma en vilo por verla a ella. Pero en el pueblo nadie sabía nada, había desaparecido. Con el corazón roto, volvió al monasterio e ingresó como monje, con la esperanza de que su amor por Dios le ayudase a curar ese dolor. Pasado un tiempo se convirtió en abad del monasterio y siguió con su vida dedicada al Señor. Pero un día, en la plaza del pueblo, sus ojos se encontraron con una mirada conocida. Era ella, su amada, había vuelto. Lo sintió en el fondo de su corazón, aún la quería.

Hablaron durante horas y, finalmente, sucumbieron a su amor. Cuenta la leyenda que fue tan apasionado el encuentro que temblaron la tierra y el cielo, provocando la ira de Dios, quien hizo caer sobre el pueblo una enorme tromba de agua que arrasó totalmente todo lo que encontró a su paso.

Se cuenta que esa fue la forma en la que surgió el Lago de Carucedo. Pero también se cuenta que cada noche de San Juan suenan las campanas del monasterio, desde el fondo del lago, repicando por las almas de los difuntos.

Cada noche de San Juan suenan las campanas del monasterio...

Cada noche de San Juan suenan las campanas del monasterio…

Ésta es una de las leyendas sobre la formación del Lago de Carucedo, pero no es la única. Diferentes autores han recopilado historias procedentes de la tradición oral y suele ocurrir que haya numerosas versiones de una misma historia.

¡Esperamos que os haya gustado esta versión!

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