Carrión de los Condes y la leyenda de la Casa del Lagarto.

Carrión de los Condes y la Leyenda de la Casa del Lagarto

Cuando visitas Carrión de los Condes te llama la atención la interminable lista de iglesias, conventos y monasterios que llegaron a construirse. Sin embargo, la leyenda que nos ha cautivado pertenece a un edificio civil. Se la conoce como la Casa del Lagarto y se encuentra junto a la Iglesia de San Andrés, en la plaza del mismo nombre.

Te la contamos:

Cuenta la leyenda que Doña Ana de Guardo, viuda del corregidor, quería que su hija Ana se casase con un rico terrateniente. El problema era que la joven tenía un romance secreto con el sacristán de la Iglesia de San Andrés. Por ello, convenció a su madre de que no se casaría hasta que la casa que estaban construyendo como parte de su dote estuviese terminada. Mientras tango, ganaba tiempo rezando cuanto podía ante la imagen de la Virgen de las Nieves para que le permitiese estar con su enamorado.

La Virgen debió hacerle caso, porque en las obras apareció de pronto un lagarto enorme que asustaba a los trabajadores día tras día sin poder capturarlo. Incluso la Virgen se le apareció al sacerdote, instándole a que casase a la joven pareja en secreto. Dicho y hecho.

… en las obras apareció un lagarto enorme…

Un día, cuando las obras al fin estuvieron acabadas, el pretendiente, Doña Ana y su joven hija fueron a ver por fin la casa. Pero el lagarto, de dimensiones considerables, se plantó en la misma puerta y les dijo, con voz humana: «sólo podrán cruzar el umbral aquéllos que se amen de verdad, y pobre del que lo cruce sin amor».

Entonces Ana cogió de la mano a su amado y entraron felizmente en la casa, dejando con un palmo de narices al pretendiente. Fue en ese momento cuando el sacerdote confesó el matrimonio secreto y ya nada pudo decir Doña Ana, quien tuvo que despedir al rico terrateniente.

Cuenta la leyenda que el lagarto permaneció con la pareja hasta su muerte. Y como recuerdo de que el amor es lo más importante en la vida, sus descendientes mandaron colocar un lagarto de forja en la esquina del alero.

Fin. ¡Esperamos que te haya gustado!

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